COGNITIVISMO
Historia
Surgió como corriente psicológica en los años
1950 y 60 como reacción al conductismo. La principal
discrepancia con este es el acercamiento a la llamada cuestión de la caja
negra.
La psicología cognitiva surge como alternativa a la concepción
conductista de la mente como caja negra inaccesible. Es difícil atribuir su
aparición a un único autor, pero sí parece claro que su inicio coincide con la
aparición y desarrollo de los ordenadores. El funcionamiento de estas máquinas
sirve como metáfora al investigador para explorar el funcionamiento de los
procesos cognitivos internos.
Es decir, la proposición conductista de la mente que no
puede ser estudiada debido a la imposibilidad de un acercamiento a través del
método científico. En contraste, la psicología cognitiva hace uso de procesos
mentales para explicar la conducta (a diferencia de tan
solo asociaciones entre estímulos y respuestas). Los psicólogos
cognitivos ponen énfasis en la influencia que el procesamiento de la información
tiene sobre la conducta, afirmando que el individuo compara la información
nueva con su "esquema" o estructura cognitiva preexistente. Los
acontecimientos y las situaciones nuevas se interpretan a la luz de lo que ya
se ha aprendido. En ocasiones, es preciso adaptar el esquema a esta
información.
En ese momento de desarrollo de la psicología, esta se
encontraba en un intento por validarse como ciencia, por lo que esta nueva
psicología cognitiva despreció su tradición fenomenológica propiciada
por Wilhelm Wundt, negando la validez de la introspección como
método para alcanzar un conocimiento objetivo. Así, la psicología
cognitiva es distinta de otras perspectivas psicológicas previas en dos
aspectos principales. Primero, acepta el uso del método científico, y
rechaza la introspección como método válido de investigación,
contrario a métodos fenomenológicos tales como la psicología de Sigmund
Freud (psicoanálisis). Segundo, plantea la existencia de estados mentales
internos (tales como creencias, deseos y motivaciones); lo contrario
que la psicología conductista de esa época.
La psicología cognitiva o cognitivismo o psicología
cognoscitivista o cognoscitivismo es el área de
la psicología que se encarga del estudio de la cognición, es
decir, de los procesos mentales implicados en el conocimiento. Tiene como
objeto de estudio los mecanismos básicos y profundos por los que se elabora el
conocimiento, desde la percepción, la memoria y
el aprendizaje, hasta la formación de conceptos y el razonamiento
lógico. El término cognitivo significa el acto de conocimiento,
en sus acciones de almacenar, recuperar, reconocer, comprender, organizar y
usar la información recibida a través de los sentidos.
Está situada dentro de lo que se denomina el hexágono cognitivo, formado por la interrelación entre
la neurociencia, la inteligencia artificial, la psicología,
la lingüística, la antropología y la filosofía.
El interés de la psicología cognitiva es doble. El primer
interés es estudiar cómo las personas entienden el mundo en el que viven y
también se abordan las cuestiones de cómo los seres humanos toman la
información sensorial entrante y la transforman, sintetizan, elaboran,
almacenan, recuperan y finalmente hacen uso de ella. El resultado de todo este
procesamiento activo de la información es el conocimiento funcional en el sentido
de que la segunda vez que la persona se encuentra con un acontecimiento del
entorno igual o similar está más segura de lo que puede ocurrir comparado con
la primera vez.
Cuando las personas hacen uso de su conocimiento construyen
planes, metas para aumentar la probabilidad de que tendrán consecuencias
positivas y minimizar la probabilidad de consecuencias negativas. Una vez que
la persona tiene una expectativa de la consecuencia que tendrá un
acontecimiento, su actuación conductual se ajustará a sus cogniciones.
El segundo interés de la psicología cognitiva es cómo la
cognición lleva a la conducta. Desde un enfoque motivacional, la cognición es
un "trampolín a la acción". Para los teóricos cognitivistas, la
acción está principalmente en función de los pensamientos de la persona y no de
algún instinto, necesidad, pulsión o estado de activación (arousal).
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